lunes, 25 de mayo de 2009

Película #181



Che, Guerrilla
30 de Abril y 1 de Mayo
Sala Avenida - Jaraíz
21:30 hrs


Director: Steven Soderbergh
Intérpretes: Benicio Del Toro, Demián Bichir, Carlos Bardem, Joaquim de Almeida, Jorge Perugorría, Rodrigo Santoro
Título en VO: Che, guerrilla
País: España, Francia, USA
Año: 2008.
Fecha de estreno: 27-02-2009
Género: Biopic, Drama histórico
Color o en B/N: Color
Guión: Peter Buchman
Música: Alberto Iglesias





Segunda parte del biopic que ha elaborado del Toro sobre el Ché.
En el reciente Festival de Cine de Cannes se emitieron las dos partes íntegramente (cuatro horas y media), para delícia del cinéfilo. Nos, gallineros de pro, las proyectamos con una semana de intermedio.
La primera parte de la película se proyectó en Cuba dentro de la 30ª Edición del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, con enormes colas y no pocos empujones a la entrada de un popular cine de la capital cubana. Risas y aplausos con la caracterización que Demian Bichir hace de Fidel Castro o el brasileño Rodrigo Santoro en su papel de Raúl Castro confirmaron la aceptación de la parroquia local.
Granma indicó en su crítica artística que ambas películas suponen un acercamiento "respetuoso" y "admisible" a su figura pero que carecían de "emoción" y "profundidad".


Sinopsis argumental
El Che desaparece durante un tiempo y reaparece de incógnito en Bolivia, irreconocible y realizando operaciones encubiertas. Organiza un pequeño grupo de camaradas cubanos y reclutas bolivianos para comenzar la Gran Revolución Latinoamericana. La campaña boliviana del Che es una aventura de tenacidad, sacrificio, idealismo y guerra de guerrillas que en último término fracasa, conduciendo al Che a su muerte. A través de esta historia, llegamos a comprender por qué el Che sigue siendo un símbolo del idealismo y del heroísmo que habita en los corazones de personas de todo el mundo.




Alpiste
Hasta la victoria...

La ambiciosa biografía en imágenes sobre Ernesto Che Guevara en la que Steven Soderbergh se embarcó, fundiendo los diarios de tan carismático personaje con un minucioso proceso de investigación, y al que ha dedicado más de un lustro, se completa con Che: Guerrilla. Convertido en díptico por los caprichos de la distribución, el biopic sobre el Che nos vuelve a situar en el edificio de la ONU, donde, en 1964, el revolucionario pronuncia un vehemente discurso, eje que vertebra el retrato dibujado por Soderbergh. Es en ese momento cuando desaparece, abandonando el gobierno cubano. El misterio de su marcha se resuelve en una carta a Fidel Castro anunciando su búsqueda de nuevos campos de batalla, carta que termina con la famosa frase hasta la victoria, siempre. La República Democrática del Congo, primero, y Bolivia, después, descubren su lucha. Esta segunda película se centra en la revolución que Guevara quiso apoyar en el país suramericano.




Los últimos días del Che

En este fresco biográfico, la evolución del personaje es patente. Aquí, Guevara se ha convertido, según su otro yo Benicio Del Toro, en un perdedor y un solitario. El actor, implicado en el proyecto desde su gestación, también investigó sobre el fin del Che y está convencido de que Cuba no le abandonó en Bolivia. Si hubiesen intentado sacar al Che de la selva, hubiera intervenido Estados Unidos.


El gallo pía



Creo que resultaba difícil vivir a su lado. Era más fuerte que mucha gente. Lo que hicieron fue muy duro físicamente, requería mucha voluntad. Steven Soderbergh


Durante el rodaje de Traffic (2000), Benicio Del Toro le propuso a Steven Soderbergh una empresa titánica: la adaptación al cine de las memorias de Ernesto Che Guevara. Unos años después, y tras no pocos contratiempos, la epopeya del revolucionario trotamundos es una vibrante realidad de cuatro horas.

Steven Soderbergh: “¿Hay algo que todavía permanezca en ti del personaje, además de fumar puros?”
Benicio Del Toro: “El olor de la jungla.”

"Che: Guerrilla" completa el díptico de Steven Soderbergh sobre la vida de Ernesto Guevara. Si la primera entrega, "Che, el argentino", nos descubría los inicios revolucionarios del personaje, desde su labor como médico, hasta su participación en la Revolución Cubana, ahora les turno para conocer la dimensión más legendaria de Guevara, convertido ahora en un mito popular por su vehemencia contra el imperialismo y, quizá, víctima de sus ideales guerrilleros. Soderbergh, considerado un cineasta estrella gracias a Traffic, El buen alemán o la saga Ocean's, reconoce que estuvo siete años indagando en la biografía del Ché para rodar su historia.
Con su acertado papel de Guevara, Benicio del Toro ha atesorado un gran palmarés que incluye un premio en Cannes y el Goya como mejor actor. Y es que no hay que olvidar que las dos películas se han rodado con capital español. Le vuelven a acompañar Demián Bichir y Rodrigo Santoro, que dan vida a Fidel y Raúl Castro, respectivamente. La presencia española se nota con un mayor protagonismo para Elvira Mínguez, Unax Ugalde y Eduard Fernández. El reparto, muy internacional, se completa con Catalina Sandino (El corazón de la tierra), Jorge Perugorría (El cuerno de la abundancia), Vladimir Cruz (Fresa y chocolate), Julia Ormond (La conjura de El Escorial), Franka Potente, Joaquim de Almeida o, en un breve rol, Matt Damon.


"Resulta duro echar la vista atrás y asimilar que Estados Unidos controlaba el destino de aquella parte del mundo. Colocábamos por la fuerza a gente en puestos estratégicos para asegurar que su política nos beneficiaba. Y no importaban los costes humanos. Por eso estallaron, por ver injusticias como que en Guatemala la CIA apoyara a los militares en un golpe de estado contra el gobierno democrático."
Steven Soderbergh

La Historia

Cuenta el guionista Peter Buchman que el del Ché es un proyecto en el que del Toro, Laura Bickford (productora) y Soderbergh llevan trabajando diez años: "Benicio ha estado íntimamente relacionado con el desarrollo del guión desde el principio". Nunca he estado en Bolivia -añade Buchman, así que tuve que reunir toda la información y el trasfondo posible a partir de los diarios del Che y de Benicio y Laura, que habían estado allí haciendo entrevistas antes de que yo me involucrara en el proyecto. Consulté distintas fuentes de todos los ángulos posibles del conflicto, incluyendo documentos desclasificados del Departamento de Estado acerca del viaje del Che a Nueva York, así como memorandos de la época que pasó en Bolivia. Necesitábamos confirmar lo que sabían los EE.UU. acerca de la implicación del Che en Bolivia y cuándo lo supieron. Hablamos con todo el mundo, cubriendo todos los puntos del espectro político, dice Bickford. Nos reunimos con el capitán boliviano que capturó al Che, así como con los tres cubanos (Urbano, Benigno y Pombo) que le acompañaron a Bolivia y escaparon de vuelta a casa tras su ejecución.
La idea del Che era ir a Bolivia, el centro del continente, y establecer una organización "paraguas", un campo de entrenamiento para los grupos rebeldes de la zona. Se entrenarían en Bolivia entre seis meses y un año, y entonces determinarían cuándo iniciar las hostilidades. No esperaban ser descubiertos tan pronto.

El Che no eligió Bolivia, lo hizo Fidel -explica Jon Lee Anderson, autor de la biografía de referencia del Che Guevara y principal responsable del hallazgo de los restos del Che en Bolivia y de su devolución a Cuba. Existía la posibilidad de que allí funcionara la teoría del Foco, que consistía en un pequeño grupo de hombres que comenzaba un frente de guerrilla, conquistaban luchando un territorio liberado y entrenaban a otros guerrilleros internacionales provenientes de los países limítrofes. El frente podría extenderse hacia Perú, Argentina, Chile, Brasil, etcétera. El grupo de guerrilla de Perú, que había estado respaldado por los cubanos, acababa de caer; el Foco argentino liderado por Jorge Masetti había fracasado un año y medio antes y sus miembros habían huido en desbandada, y los venezolanos no querían que el Che fuera a su país. Fidel comunicó al Che que había hablado con Mario Monje, el líder del Partido Comunista de Bolivia, y había acordado enviar al Che allí. En virtud del acuerdo, el Che regresó a Cuba en secreto para organizar y seleccionar hombres para acompañarle a Bolivia. El Che llegó a Bolivia haciéndose pasar por un hombre de negocios uruguayo, con un pasaporte falso y un peinado completamente distinto.


Pero su llegada clandestina resultó no ser tan secreta. Históricamente, la gran vergüenza del Partido Comunista de Bolivia fue no apoyarles con su red urbana, que era extensa y estaba repartida por todo el país. De repente, el Che y su grupo estaban solos. Sin previo aviso, se vieron forzados a entrar en combate mucho antes de lo que habían planeado y sin poder contar con los bolivianos que esperaban reclutar. Habían perdido la red urbana que en principio iba a suministrarles comida y reclutas si fuera necesario. Para hacer las cosas más difíciles, se encontraban en un área mucho más inhóspita y aislada de lo que habían esperado. El verano era insoportable por el calor abrasador; el invierno, deprimente por el frío y la humedad.


He visitado la zona y el terreno es inhóspito; está compuesto de grandes zonas inclinadas con expansiones sin árboles en las que puedes ver a la gente desde kilómetros de distancia - relata Anderson. Era muy difícil esconderse. Había muy pocos habitantes en la zona y tenían muy poca conciencia política. Los que sí tenían una mayor conciencia política eran los mineros, pero se encontraban en una parte distinta del país. No ayudó mucho que el presidente Barrientos descubriera que el ejército del Che se componía fundamentalmente de cubanos, ya que lo consideró una invasión de comunistas cubanos, una parte del movimiento comunista internacional. Estas noticias asustaban a los locales, con cuyo apoyo habían contado los guerrilleros.
La gente había huido de los pueblos y los guerrilleros iban de una emboscada en otra, traicionados por los locales.
Se vieron forzados a huir antes de que el entrenamiento pudiera completarse. Cuando la retaguardia fue eliminada, solo quedó una columna. A partir de entonces, su única opción era contactar con los mineros de los Andes y salir de Bolivia. Sus vidas pendían de un hilo muy fino. Cuando llegaron a La Higuera y a la Quebrada del Yuro estaba desmoralizados.


"Habían visto caer a sus camaradas y amigos día tras día, semana tras semana. Fue la increíble fuerza de voluntad del Che lo que les mantuvo en marcha durante mucho tiempo." Jon Lee Anderson


Gallináceas


El sueño desintegrado

Tras ser capturado por la cámara de Alberto Korda en 1960, el rostro del Che Guevara pasó a convertirse en icono con vida propia, sometido a la implacable inercia de las reinterpretaciones y los malentendidos. Con el tiempo, el fuego de la mirada de Ernesto Guevara acabó reciclado como elemento decorativo de un reloj Swatch, en lo que supone toda una lección (en forma de golpe bajo) sobre la fragilidad de las utopías en un mundo capaz de neutralizar los mensajes más desestabilizadores.

Afirma Steven Soderbergh que, tras su colosal proyecto en dos partes sobre el Che, existe el propósito de rescatar el significado tras el icono reiterado bajo tantas formas de merchandising radical chic: el empeño es loable, pero, para lograr el objetivo, el cineasta tendría que haberse atrevido a hacer cine político -no necesariamente panfletario- y el díptico formado por Che, el argentino y Che, guerrilla resulta inquietantemente cercano a un simulacro, podado de ideología, de dicho modelo.
Quizás sea 2013: Rescate en L. A. (1996), de John Carpenter, el trabajo que contenga una de las más desconcertantes distorsiones del icono del Che: en ella, George Corraface daba vida a Cuervo Jones, un eco del líder revolucionario que se defendía de sus enemigos mediante el letal manejo de boleadoras. Por paradójico que parezca, la película que acogió una caricatura tan poco sutil mostraba mayor mordiente ideológico que el ambicioso proyecto de Soderbergh, que parte de los textos del propio Guevara para, finalmente, establecer una distancia infranqueable entre su protagonista y el preciso virtuosismo formal puesto al servicio de una reconstrucción verité de la guerra de guerrillas.

"El cineasta tendría que haberse atrevido
a hacer cine político"
Si Che, el argentino era la crónica de la posibilidad de una utopía, Che, guerrilla funciona como su reverso elegiaco: el sueño revolucionario condenado a su desintegración. La película se cierra con un golpe de genio: la muerte de Ernesto Guevara mostrada en cámara subjetiva, una muerte despojada de grandilocuencia que es, al mismo tiempo, el fin antiépico de un sueño colectivo. Antes de llegar ahí, el espectador habrá tenido pocos asideros para hacerse una composición de lugar entre las figuras secundarias de esa guerrilla que va siendo diezmada sin que Soderbergh sienta nunca la tentación de recurrir al subrayado dramático. Queda la impresión de que el cineasta tenía como referente al Rossellini que descubrió al mismo tiempo objetividad y televisión, pero le ha salido un hipertrófico ejemplo de frígido cine político. O, lo que es lo mismo, cine militante con aversión al compromiso: es decir, una helada incongruencia.

Estilos de canto

Y me parece a mi

    El Muerto Más Vivo

Ché, Guerrilla desgrana, en una dramática cuenta atrás el último y amargo año de la vida de Ernesto Guevara.
Por las escarpadas tierras bolivianas, luchando contra todos los elementos: frío, calor, asma....Pero, a diferencia de la campaña cubana, retrocediendo en lugar de avanzar.
La falta de ayuda y de anexiones, en bolivia, deja al Ché en una situación desesperada.Únicamente su fe revolucionaria y su fuerte personalidad mantienen vivo un atisbo de esperanza. Esperanzas que siguen en pie hasta en la derrota: "Puede que no nos quieran porque se han creido vuestras mentiras, tal vez el ejemplo les haga despertar".

No dudo que la película de Soderbergh sea mejorable.Las versiones: muchas.Los enfoques: miles.Las posibilidades que irradia la figura del Ché: infinitas.
Por todo esto es más que apreciable el resultado final. Creo que la historia la juzgará con benevolencia.
Jaht
"Si el Che viera la película, tendríamos nuestra crítica"

Benicio del Toro

"Veraz y complejo cine para un larguísimo retrato del Che. (...) el trabajo de Benicio del Toro es tan impresionante como sobrio, tan complicado como veraz"
Carlos Boyero - Diario El País

"No sólo está entregada la película a su personaje, sino que también es muy espectacular y tiene mucho cine dentro: cine y guerrilla"
E. Rodríguez Marchante - Diario ABC

"Un hipertrófico ejemplo de frígido cine político. O, lo que es lo mismo, cine militante con aversión al compromiso: es decir, una helada incongruencia."
Jordi Costa - Diario El País

"Lo que se ve en la pantalla deja un regusto de tristeza y desolación, como la constatación inapelable de la imposibilidad de la utopía, como la deconstrucción definitiva de los motivos que convirtieron la figura de El Che en mito."
Alberto Bermejo - Diario ABC



CACAREOS

The End


Es cierto, aunque las cosas no iban demasiado bien, tampoco pintaban tan negras. Difícil presuponer aquel desenlace.
La 6ª temporada de cineclub tocaba a su fin. Aquel día se proyectaba la última película y los pocos socios que con cierto desánimo se acercaron a la sala comenzaban a sentirse una especie en vías de extinción y husmeaban un futuro incierto. Nadie hubiera imaginado que el enemigo estaba también al otro lado.
A la proyección que remataba el curso cinematográfico, una de guerrilleros, con abundantes tiros y explosiones, asistieron unas 35 personas. Cuando se apagaron las luces del Avenida la ruleta comenzó a girar.
Luisa y Alberto, cogidos de la mano, vibraban con los esfuerzos sobrehumanos de los libertadores. Paco dormía como un bendito como en él era habitual, recolocándose en su butaca cada vez que el respetable chistaba para acallar sus ronquidos y Adolfo rumiaba con pesar, en “la fila de los mancos”, la despedida por cuatro meses de las sesiones de cine.
A falta de media hora, en medio del fragor de la batalla, una serie de extraños gorjeos enfadaron al público que reaccionó con comentarios del tipo: ¡ya está bien Paco, vete a la calle coño!..La mano de Luisa resbaló. Y el silencio volvió a reinar en la platea.
Cuando las luces de la sala se encendieron, un pavoroso griterío atravesó los sólidos muros del edificio. Puede decirse que en el pueblo hubo un antes y un después (al menos eso dijo Iker Jiménez). En medio, aquel minuto de caos: tres balas, tres muertos, tres agujeros en la pantalla…
Investigaciones posteriores concluyeron que las muertes habían tenido lugar a la altura horaria del último combate y que los impactos (ojo, frente y corazón) eran sin duda obra de avezados francotiradores con fusiles láser. Pero nunca se encontró al autor o autores, ni explicación de porqué el calibre de la munición se correspondía con el utilizado por la CIA en 1968.
Algunos volvieron a creer en brujas y otros, detractores sin duda del Cineclub El Gallinero, aprovecharon para comentar: Se veía venir, esto no podía acabar bien.
Jaht




Picoteando en corral ajeno

3 comentarios:

  1. Ché, Guerrilla desgrana, en una dramática cuenta atrás el último y amargo año de la vida de Ernesto Guevara.
    Por las escarpadas tierras bolivianas, luchando contra todos los elementos: frío, calor, asma....Pero, a diferencia de la campaña cubana, retrocediendo en lugar de avanzar.
    La falta de ayuda y de anexiones, en bolivia, deja al Ché en una situación desesperada.Únicamente su fe revolucionaria y su fuerte personalidad mantienen vivo un atisbo de esperanza. Esperanzas que siguen en pie hasta en la derrota: "Puede que no nos quieran porque se han creido vuestras mentiras, tal vez el ejemplo les haga despertar".

    No dudo que la película de Soderbergh sea mejorable.Las versiones: muchas.Los enfoques: miles.Las posibilidades que irradia la figura del Ché: infinitas.
    Por todo esto es más que apreciable el resultado final. Creo que la historia la juzgará con benevolencia.

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  2. La realidad siempre supera a la ficción, así que imaginaos la tristeza, la desolación, la certera premonición del fracaso. Con toda la carne puesta en el asador.
    El mítico Ché, seguramente mereció serlo, a pesar de los eternos recelos de los mediocres. No funcionó, pero la calidad de la causa ganará siempre la batalla. El cine, como la literatura, muestra y sugiere, y esa suma de luces y sombras, pero también de carne palpitante y olor a miedo, concede al espectador mas entregado una muesca mas en su fuselaje, un muerto mas por el que perdonar, una historia mas, desvelada.
    Difícil describir la compleja épica de la historia completa. Acabo prefiriendo los fragmentos, mas puros, mas inacabados, pero mas sugerentes.

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  3. A propósito, para todos los que habéis sentido algo indudablemente familiar;

    A pesar que la trama se desarrolla en su mayoría en el mencionado país sudamericano, Che, Guerrilla fue mayoritariamente rodada aquí, en España, exactamente en El Buitrón, sito en la provincia de Huelva, aunque si uno mira los créditos también se percata que se ha rodado algo en la provincia de Cádiz o Málaga, en el bello Parque Natural de los Alcornocales. (muchocine.net/criticas/9442/Che.-guerrilla)

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