lunes, 19 de marzo de 2012

Relatos de Don Wayne XVI



Memoria dispersa


"No tomes muy en serio
lo que te dice la memoria.

A lo mejor no hubo esa tarde.
Quizá todo fue autoengaño.
La gran pasión
Sólo existió en tu deseo."

José Emilio Pacheco, “De la arena errante” (1992/1998)




MEMORIA DISPERSA

1
Yo me acuerdo de que en mi pueblo había dos cines. Uno se llamaba “Sala Olimpia”, el otro “Cine Paracaídas”.

2
Yo me acuerdo de que mi madre y mi padre nos llevaban a aquellos cines cogidos de la mano.

3
Yo me acuerdo de que en la fachada tenían unos huecos con forma de hornacina. Eran las taquillas, unas angostas ventanas que a mí me recordaban las gateras o los orificios que tienen los palomares en lo alto para facilitar la entrada de las aves.

4
Yo me acuerdo de que en el interior de aquella garita se apostaba la taquillera. La del Cine Paracaídas era una mujer de edad mediana, alta y muy delgada, a la que mis padres la trataban por su nombre. Se llamaba Encarnita.

5
Yo me acuerdo de la fascinación que me producían los reflejos de las voluminosas arañas de cristal que lagrimeaban en los techos. También me impresionaba el espacio inabarcable del patio de butacas.

6
Yo me acuerdo que mi madre me enseñó que se dice “largometraje” y no “largemetrajen.

7
Yo me acuerdo de que inmediatamente antes de dar comienzo la sesión se cerraban los gruesos portones de madera. El edificio se convertía entonces en un recinto blindado y silencioso en el que ya no se permitía la entrada.

8
Yo me acuerdo de que llegué a completar entera la colección de cromos de Bambi.

9
Yo me acuerdo de la época en que las salas de cine estaban siempre llenas de gente con derecho a soñar.

10
Yo me acuerdo de que durante los descansos un vendedor recorría los pasillos con una gran bandeja de mimbre llena de chucherías colgada del cuello.

11
Yo me acuerdo que mi padre nos compraba paquetes alargados de celofán llenos de avellanas peladas y tostadas que rumiábamos durante la película, eran las avellanas más ricas del mundo.

12
Yo me acuerdo de las carreras precipitadas del público cuando el timbre berreaba el tercer aviso.

13
Yo me acuerdo que antes de cada película echaban el NODO y los tráilers.

14
Yo me acuerdo del ir y venir del acomodador rastreando el pasillo central con su linterna encendida.

15
Yo me acuerdo del escalofrío que me producían la maldad de Fumanchú y la sed de Drácula.

16
Yo me acuerdo de que los tacos de las entradas eran de un color diferente cada semana.

17
Yo me acuerdo de que a mi amigo Juanjo los Reyes le trajeron un CineExin. A veces su madre lo montaba en la cocina y nos ponía películas del Pato Donald.

18
Yo me acuerdo de que hubo una serie titulada “Daniel Boone” y un actor llamado Richard Boone.

19
Yo me acuerdo de que a las amigas de mi madre les volvía locas la película “Escuela de sirenas”.

20
Yo me acuerdo de que para anunciar las películas se sacaban a la Plaza, bajo los soportales del ayuntamiento, una especie de angarillas de madera con forma de prisma en las que se sujetaban las carteleras con clavos.

21
Yo me acuerdo de que antes de la llegada de la tele a nuestras casas, toda la chiquillería del pueblo nos juntábamos los sábados por la tarde en un bar junto a la carretera para poder ver “Caravana”.

22
Yo me acuerdo de que el vestíbulo de los cines era un lugar de encuentro.

23
Yo me acuerdo de que “Colt 45” y “Winchester 73” fueron mucho más que simples armas de fuego.

24
Yo me acuerdo de como aprendí más historia en algunas películas de época que en las enciclopedias de Álvarez.

25
Yo me acuerdo de que Buster Keaton era un tipo muy serio.

26
Yo me acuerdo del olor a rancio de aquel párroco de pueblo tan crítico con los actores y actrices debido a su vida disipada y a su moralidad dudosa.

27
Yo me acuerdo de lo buena pareja que hacían Jerry Lewis y Dean Martin.

28
Yo me acuerdo de que las butacas del Cine Paracaídas estaban rellenas de una curiosa fibra artificial de aspecto peludo. Los niños hacíamos pequeños agujeritos en la tapicería y la sacábamos con la punta de los dedos, luego nos la introducíamos los unos a otros por la corita y picaba mucho.

29
Yo me acuerdo de que durante la proyección la gente permanecía tan callada que era posible escuchar la respiración del vecino.

30
Yo me acuerdo de que a la entrada del cine uno de los porteros nos entregaba los programas de mano que anticipaban la película prevista para la semana siguiente.

31
Yo me acuerdo de que nuestra vecina Maruja guardaba esos programas y tenía una colección de casi mil.

32
Yo me acuerdo de que cuando mis padres se iban al cine en las sesiones nocturnas, hacían pasar al interior de la casa al perro de caza de mi padre. El viejo perdiguero de Burgos se acostaba en la alfombra y su respiración serena alejaba a los fantasmas hasta su regreso a media noche.

33
Yo me acuerdo de que por entonces la única mula que existía en el cine se llamaba Francis. Aquella mula, que era capaz de hablar, hoy no serviría para descargarse películas de internet.

34
Yo me acuerdo de que los lunes salíamos corriendo del colegio hacia un vertedero en el que las limpiadoras del cine tiraban las barreduras. Nuestro propósito era rebuscar entre la basura los cortes del metraje a los que llamábamos “filminas”.

35
Yo me acuerdo de que entre los adultos que me rodeaban hablar de cine era algo habitual

36
Yo me acuerdo de que a mi madre y sus amigas se les ponían ojos de ensueño cuando hablaban de Cary Grant, de Gary Cooper o de Clark Gable.

37
Yo me acuerdo de que, según un rumor que recorrió todo el pueblo, a un conocidísimo actor mejicano le habían metido un par de hostias por insinuar en una entrevista que en España no había “machos”

38
Yo me acuerdo de que jugando a películas de espadachines, los del bando adversario me hicieron prisionero. Para retenerme trataron de atarme en lo alto de una escalera. Pude escapar saltando al vacío, no me rompí la crisma de milagro, pero me hice mucho daño.

39
Yo me acuerdo de que en “El Halcón y la Flecha”, Burt Lancaster tenía un compinche mudo que era de lo más divertido.

40
Yo me acuerdo de haber visto un tráiler de “Los cuatro jinetes del Apocalipsis”, en él cuatro espectros armados con guadañas cabalgaban en la noche acercándose hacia la pantalla. Esa imagen me quitó el sueño varias noches seguidas.

41
Yo me acuerdo de que en el cine de los Hermanos Maristas veíamos películas de Marisol, Pili y Mili, Cantinflas y la perra Lassie.

                                              42
Yo me acuerdo de que cuando jugábamos a indios y vaqueros nos gustaba voltear las pistolas en la mano como hacían los pistoleros expertos.

43
Yo me acuerdo de las mujeres que se peinaban en la peluquería de mi tía Chari hablando embobadas de Tirone Power y Fred Astaire.

44
Yo me acuerdo de un grupo de hombres acodados en la barra de la taberna “El Bombero”. Fumaban Ideales mientras vociferaban groserías sobre Ava Garner.

45
Yo me acuerdo de que me pasé varios años recluido en un internado religioso. Durante todo aquel tiempo apenas pude ir al cine.

46
Yo me acuerdo de que durante la estancia en aquella institución una Semana Santa, para completar el programa de Ejercicios Espirituales, nos pusieron “Fabiola”, una película en la que se martirizaba cristianos.

47
Yo me acuerdo de que me hubiera gustado alistarme y embarcar junto a la tropa malaya de Sandokán.

48
Yo me acuerdo de que una vez por semana ponían en la tele una serie titulada “Tarzán” protagonizada por Ron Eli. Yo sabía que aquel Tarzán era de pega.

49
Yo me acuerdo de que, en cierta ocasión, cuando nos disponíamos a ver “King Kong” por televisión llegó una visita inesperada a casa y dio al traste con nuestros planes. Todavía hoy guardo un larvado rencor contra aquellas personas.

50
Yo me acuerdo de que hubo una fortaleza en Pekín cuyo asedio duró más de 54 días y menos de 56.

51
Yo me acuerdo de que en la última película que vi en el cine Olimpia, antes de su cierre definitivo, trabajaba Carmen Sevilla y era una película malísima.

52
Yo me acuerdo de Frankenstein hablando con la niña a orillas de un estanque.

53
Yo me acuerdo de que había salas de reestreno que programaban pases en sesión continua y programa doble.

54
Yo me acuerdo del golpe sordo y seco producido por una flecha al clavarse en el entablado de un carromato.

55
Yo me acuerdo de que al principio pagábamos las entradas en pesetas, luego en duros.

56
Yo me acuerdo de que era encenderse la pantalla y apagarse el mundo.

57
Yo me acuerdo de que Raphael y Julio Iglesias eran buenos cantantes pero pésimos actores.

58
Yo me acuerdo de que cuando durante el pase se producían “cortes” la gente silbaba y voceaba. Recuerdo también a los desgraciados empleados intentando contener el alboroto.

59
Yo me acuerdo que muchas madres anhelaban tener un hijo tan lindo, inteligente y encantador como Joselito.

60
Yo me acuerdo de Flipper, el delfín, de Maya, la elefanta, de Rin-tin-tín, el pastor alemán, de Furia, el caballo y de Skippy, el canguro.

61
Yo me acuerdo de que vi la primera teta en “Marco Antonio y Cleopatra, fue de perfil y pertenecía a una esclava negra.

62
Yo me acuerdo de un monte con forma de meseta en el que vi por primera vez una lucha entre dos dinosaurios.

63
Yo me acuerdo de lo que disfruté con Peter Sellers en “El Guateque”.

64
Yo me acuerdo de que el cine quién me enseño que la maldad humana tiene muchos rostros.

65
Yo me acuerdo de los dos canallas de nuestra edad que se colocaron en la fila de atrás para divertirse tirando de la melena a la muchacha que nos acompañaba. A la salida, mi hermano y yo les dimos alcance y, sin mediar palabra, les partimos la cara en plena acera.

66
Yo me acuerdo de buena parte del inagotable catálogo de marcianos cinematográficos.

67
Yo me acuerdo de que nuestra ignorancia del inglés nos llevó a pensar que aquella película se titulaba “El hombre que mató a Liberty Balas”.

68
Yo me acuerdo de la gracia que Groucho le hacía a mi madre. Mi padre, en cambio, era incondicional de Harpo, era más gracioso y además debía de saber música porque tocaba muy bien el arpa.

69
Yo me acuerdo de Sofía Loren en “Los girasoles” y en “Dos mujeres” y se que nunca podré olvidar esas películas.

70
Yo me acuerdo de aquella película de Berlanga en la que dos hombres vestidos de esquimales se peleaban en una escalera.

71
Yo me acuerdo la conmoción que produjo en un adolescente “Roma ciudad abierta”.

72
Yo me acuerdo de que en “La guerra de los botones” un grupo de niños atrapan a un zorro utilizando humo para sacarlo de la madriguera. Varias veces intentamos aquella estrategia en las raposeras del páramo pero no funcionó nunca.

73
Yo me acuerdo de las truculentas carteleras de una película titulada “¿Qué habéis hecho con Solange?”

74
Yo me acuerdo de que Montgomery Clift era un actor de mirada muy triste.

75
Yo recuerdo que fue el cine el que me enseñó que “sobre gustos no hay nada escrito”.

76
Yo me acuerdo de que en los invernales fines de semana castellanos las salas de cine eran un refugio seguro.

77
Yo me acuerdo de la primera vez en que acaricié la mano a una niña. Lo tenía planeado de antemano y a pesar de oscuridad estaba nerviosismo.

78
Yo me acuerdo de que las entradas se vendían numeradas.

79
Yo me acuerdo de que en “La leyenda de la ciudad sin nombre” aprendí que existen otras formas de entendimiento conyugal diferentes al matrimonio católico.

80
Yo todavía me acuerdo de las larguísimas colas que se formaron para ver a Louis de Funès en “Las locas aventuras de Rabbi Jacob”.

81
Yo me acuerdo de como cada domingo a primera hora salíamos corriendo al kiosco en busca del TelePrograma para ver qué películas pondrían a la semana siguiente.

82
Yo me acuerdo de que durante la Semana Santa la autoridad decretaba el cierre de todos los cines.

83
Yo me acuerdo del rigor con que eran calificabas las películas y el celo de los porteros a la hora de cortarnos el paso.

                                                         84
Yo me acuerdo de lo bien que me caía un actor francés llamado Lino Ventura.

85
Yo todavía me acuerdo de la angustiada joven que nadaba en el centro de la piscina huyendo del acoso de la Mujer pantera.

86
Yo me acuerdo de aquel crítico cinematográfico, de hablar encasquillado y algo tartaja, que presentaba las películas de la tele los jueves por la noche. Se llamaba Alfonso Sánchez. Fue él quien explicó a mi familia las claves del cine de John Ford.

87
Yo me acuerdo de la Reina de África descendiendo los rápidos del río Ulanga.

88
Yo me acuerdo de que Orzowei quemó sus últimos días de gloria trabajando en un circo español.

89
Yo me acuerdo de que en las páginas de los periódicos se anunciaban los estrenos reproduciendo los carteles en blanco y negro.

90
Yo me acuerdo de John Wayne en “Hatari”, tratando de dar caza a un rinoceronte

91
Yo me acuerdo de que mi abuela Jesusa compraba revistas del corazón para seguir con fervor religioso los trajines amorosos de Grace Kelly y de Romy Schneider.

92
Yo recuerdo de la constancia con que recorríamos los arrabales y polígonos de la ciudad en busca de hierros y cartones que vender al chatarrero de la Calle Santiago para obtener el puñado de calderilla necesario para costearnos un par de entradas.

93
Yo me acuerdo de que durante un tiempo me empeciné en llevar el recuento de todas las películas de Tarzán que ya había visto.

94
Yo me acuerdo de aquel verano de 1973 en el que durante la jornada de trabajo en una panadería industrial, nuestro amigo Vallejo nos relataba películas.

95
Yo me acuerdo de que tras ver a Tony Curtis y Gina Lollobrigida volar en lo alto de la carpa tomé la firme determinación de hacerme trapecista.

96
Yo me acuerdo de Steve McQueen y Dustin Hoffman intentando huir de una isla en “Papillon”.

97
Yo recuerdo que en los palcos de “El Principal” si te tocaba esquinado y con columna, además de no ver nada, salías de la sala con una tortícolis galopante.

98
Yo me acuerdo de una calurosa noche de 1976 cuando a la salida, un pelotón de “grises” nos conminó a disolvernos.

99
Yo recuerdo el modo en que me negué a dar por cierto que “Doctor Zhivago” había sido rodada en Soria.

100
Yo me acuerdo del disgusto que me producía el que los indios acabasen perdiendo siempre.

101
Yo recuerdo la cara de buenísimas personas que tenían Sidney Poitier y James Stewart.

102
Yo me acuerdo de que tenía que salir de la fábrica a la carrera para llegar a tiempo a la sesión de las 20:30 h.

103
Yo me acuerdo de que me gustaba plegar las entradas para esconderlas entre la tapicería de las butacas dejando así una huella de mi paso por aquella sala.

104
Yo me acuerdo de que a Randolph Scott, por más peleas en las que se viese involucrado, nunca de le caía el sombrero.

105
Yo me acuerdo de la tarde en que nos citamos para ir a ver “Lo que el viento se llevó”. Ella se había maquillado, llevaba una trenka de color verde con capucha y estaba encantadora.

106
Yo recuerdo que cuando la película era demasiado mala nos poníamos gamberros y si nos pillaban nos echaban a la calle.

107
Yo no recuerdo haber leído dos veces el mismo libro, pero sí recuerdo haber visto alguna película más de tres.

108
Yo me acuerdo de aquella sesión nocturna, con el Cine Principal lleno a rebosar, cuando desde el gallinero una mano anónima dispersó sobre nuestras cabezas una lluvia de panfletos que reclamaba el final de una dictadura agonizante

109
Yo me acuerdo de aquel pequeño local de CNT que había en el barrio donde se proyectaban ciclos de cine político.

110
Yo no puedo olvidar la turbadora presencia de Susan George en “Los perros de paja”.

111
Yo me acuerdo de que cuando fuimos a ver “El último tango en Paris” coincidimos con dos curas obreros en la misma fila de butacas.

112
Yo me acuerdo de que cuando Chaplin intentaba deshuesar una bota para zamparse el cuero me recordó a Carpanta.

113
Yo me acuerdo del bigotito de Errol Flynn en “Objetivo Birmania”.

114
Yo me acuerdo de la frustración sentida el día que acudí al Cine Club “Calle Mayor” con intención de ver una película de Buñuel y no me dejaron pasar porque era demasiado joven y además no era socio.

115
Yo me acuerdo bien del susto de muerte que me dio aquel autoestopista que de pronto se convirtió en monstruo.

116
Yo me acuerdo de que comencé a caer en la cuenta de la iniquidad del machismo mesetario tras ver la cinta “Calle Mayor”.

117
Yo me acuerdo de la inquietud asfixiante que reinaba en el interior aquel submarino durante el ataque con cargas de profundidad.

118
Yo me acuerdo de lo ganchuda que tenía la nariz la bruja de “Blancanieves”.

119
Yo me acuerdo de la cara de desolación de aquel niño cuando la chusma acorralaba a su padre por haber robado una bicicleta.

120
Yo me acuerdo de que en “El hombre tranquilo” vi por primera vez como se pesca una trucha a mosca.

121
Yo me acuerdo de todo lo que sabíamos de la Guerra Civil americana y que poco de de la Guerra Civil española.

122
Yo no puedo olvidar que los japoneses y los alemanes son todos muy malos.

123
Yo me acuerdo de que durante meses fue para mí un enigma el modo conseguir caligrafiar la palabra “Calabuch” en el cielo nocturno mediante un artefacto pirotécnico.

124
Yo me acuerdo de que cuando los protagonistas de una película se veían sorprendidos por una tormenta de arena me picaban los ojos y se me resecaba la garganta.

125
Yo me acuerdo de que en Shangri-La la utopía era posible.

126
Yo me acuerdo de haber visto muchísimas veces como se lanza una granada.

127
Yo me acuerdo de la sonrisa tunante de Robín de los Bosques.

128
Yo me acuerdo de aquel cura rural que intentó poner en marcha un teleclub para el pueblo y de como a sus espaldas la juventud aprovechaba para ver cintas de video pornográficas.

129
Yo me acuerdo de que hay una escena en una película del Oeste en la que un cowboy dispara sobre su mejor amigo herido para ahorrarle los padecimientos de una lenta agonía.

130
Yo me acuerdo de que Yul Brynner y Telly Savalas eran calvos.

131
Yo me acuerdo de haber visto morir a muchísimas personas en la ficción y a muy pocas en la realidad.

132
Yo me acuerdo de que fue frente a una pantalla como caí en la cuenta de que la Ley y la Justicia no siempre van de la mano.

133
Yo me acuerdo de haber tomado media docena de interesantes lecciones de algunas películas eróticas o abiertamente pornográficas.

134
Yo me acuerdo de la vez en que callejeando por Madrid tropecé con un actor muy conocido. Caminaba muy despacio cogido del brazo de una mujer. Sus pasos eran cortos e inseguros. Cojeaba. Se había convertido en un anciano y moriría pocos meses más tarde..

135
Yo me acuerdo de que aquella noche en la Casa de Cultura de Écija, durante el reestreno de “Adivina quién viene a cenar esta noche”, toda sala era para nosotros dos solos.

136
Yo me acuerdo de que en “Centauros del desierto” el jefe Cicatriz y sus guerreros se pintarrajeaban el rostro con los mismos colores e idénticos trazos que los seguidores de la Selección Española de Fútbol en el mundial de Suráfrica.

137
Y nunca podré olvidar el modo tan obediente en que aquella noche cinematográfica me dejé conquistar por tu perfume de rosas.

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